La Inquisición Protestante: El Lado Oscuro de la Reforma Anglicana
La historia de Inglaterra en el siglo XVI está marcada por una intensa lucha religiosa que no solo transformó la fe de la nación, sino que también dejó un rastro de sangre y represión.
La Inquisición Protestante: El Lado Oscuro de la Reforma Anglicana, el catolicismo fue duramente perseguido en un esfuerzo por consolidar el protestantismo y eliminar cualquier oposición al poder real. Este período histórico es un testimonio de la intolerancia religiosa que definió la llamada Inquisición Protestante.
Enrique VIII y el Origen del Cisma
La ruptura con Roma comenzó en 1534, cuando Enrique VIII promulgó el Acta de Supremacía, declárandose jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra. Esta decisión, motivada en parte por su deseo de anular su matrimonio con Catalina de Aragón, dio inicio a una brutal persecución de los católicos.
Entre las primeras víctimas destacaron Tomás Moro y el obispo Juan Fisher, quienes se negaron a reconocer la autoridad real sobre la Iglesia. Además, todas las propiedades eclesiásticas fueron confiscadas, consolidando el control del monarca sobre los recursos religiosos.
Represión y Martirio
Uno de los episodios más impactantes fue la ejecución de los monjes cartujos de Londres en 1535. Liderados por su prior, John Houghton, fueron ahorcados, descuartizados y mutilados en la plaza de Tyburn, marcando un ejemplo brutal para aquellos que se resistieran al nuevo orden. En total, 18 hombres de esta orden religiosa fueron asesinados y posteriormente canonizados como mártires por la Iglesia Católica. En 1537, una fallida rebelión católica resultó en la ejecución de más de 200 personas, incluidos abades, monjes y sacerdotes.
El Breve Resurgir del Catolicismo
Con la muerte de Enrique VIII y el breve reinado de Eduardo VI, la situación cambió drásticamente cuando María Tudor, hija de Enrique y Catalina de Aragón, ascendió al trono en 1553. Conocida como "María la Sanguinaria", intentó restaurar el catolicismo ejecutando a casi 300 personas por herejía entre 1555 y 1558. Sin embargo, su prematura muerte puso fin a este intento de revertir la Reforma.
Isabel I y la Consolidación del Protestantismo
El ascenso de Isabel I en 1558 marcó el inicio de una era de represión sin precedentes contra los católicos. Restableció el Acta de Supremacía y declaró obligatoria la asistencia a los servicios religiosos anglicanos bajo amenaza de severos castigos, que iban desde multas hasta la muerte. Además, el gobierno implementó un sistema de delaciones vecinales para identificar a disidentes religiosos, fomentando un clima de desconfianza y miedo.
En 1585, el Parlamento decretó la expulsión de todos los sacerdotes católicos bajo pena de muerte y prohibió la celebración de misas, incluso en privado. La situación se agravó tras el fracaso de la Armada Invencible en 1588, intensificando la persecución y consolidando el protestantismo como la fe predominante en Inglaterra.
El Sistema de Represión y las Delaciones
El reinado de Isabel también se caracterizó por un sofisticado sistema de espionaje que monitoreaba los movimientos de ciudadanos sospechosos de practicar el catolicismo. Este sistema alcanzó niveles de control que, según algunos historiadores, superaron incluso a los de la Inquisición Española. En Irlanda, donde el catolicismo se convirtió en un símbolo de resistencia contra el dominio inglés, las consecuencias fueron especialmente devastadoras. Durante la guerra civil inglesa en 1636, se estima que un tercio de la población irlandesa murió debido al conflicto.
Conclusión
La Inquisición Protestante fue una de las épocas más sombrías de la historia inglesa. Bajo el pretexto de consolidar el protestantismo, miles de personas fueron perseguidas y ejecutadas, dejando un legado de intolerancia y violencia religiosa. Este capítulo histórico nos recuerda la importancia de la tolerancia y el respeto a la diversidad religiosa como pilares fundamentales de una sociedad justa y equitativa.